Este mes de septiembre finaliza el plazo para que las comunidades de propietarios con calefacción central concluyan la instalación de repartidores de costes y se beneficien de la tarifa reducida TUR4 de gas. El Real Decreto 736 de 2020, por el que se regula la contabilización de los consumos individuales de calefacción, establecía como fecha límite el 31 de mayo de 2023, pero para aquellos edificios que han querido beneficiarse de la tarifa de gas reducida se estableció un plazo de instalación hasta el 30 de septiembre de 2023, para facilitar que un mayor número de comunidades pudiesen beneficiarse de la medida.
Sin embargo, tan solo el 35% de los edificios sujetos a esta obligación, han llevado a cabo la instalación, lo que podría ocasionar importantes pérdidas económicas para los propietarios, que no podrán acogerse a la tarifa de gas reducida (TUR4). Además, aquellos inmuebles que no estén cumpliendo con la normativa (y no estén exentos) podrían ser sancionados con multas que van de entre los 1.000€ a los 10.000€. Aunque la administración ha dado un margen importante a las comunidades, ya han comenzado a registrarse algunas inspecciones en edificios con calefacción central.
“Las cifras son muy inferiores a las esperadas”, reconoce Ignacio Abati, director general de ISTA y presidente de AERCCA. “En España hay cerca de 1,5 millones de viviendas con calefacción central susceptibles pasarse a la individualización de consumos, pero solo un 35% ha dado este paso, lo que supone una tremenda pérdida de oportunidades en términos de ahorro de dinero y energía, pero también de empleo y de impacto ambiental”, afirma.
Según datos de ISTA, empresa especializada en la medición, reparto y ahorro de consumos de calefacción, la individualización de consumos permite a las familias lograr un ahorro cercano al 20% en su factura energética anual. Es decir, una vivienda media situada en una zona climática fría (E o D) podría ahorrar entre 200€ y 300€ al año en calefacción.
“La individualización de los consumos nos permite conocer nuestro gasto y gestionar mejor la calefacción en la vivienda, evitando gestos –por desgracia habituales– como el de abrir las ventanas para lograr cierto confort”, apunta Abati, que recuerda que esta actuación contribuye a mejorar la eficiencia energética en el hogar y por lo tanto puede beneficiarse de los fondos europeos para la mejora del parque edificado.
“Nuestro parque edificado tiene graves carencias desde el punto de vista de la gestión de la energía y los fondos Next Generation nos brindan la oportunidad de acometer las actuaciones necesarias para su mejora. La instalación de repartidores de costes de calefacción, así como la apuesta en marcha de otras medidas, como la colocación de válvulas termostáticas o dispositivos inteligentes como SOPHIA, pueden contribuir notablemente a la rebaja del consumo de calefacción en una vivienda, alcanzando con creces el objetivo de reducción del 7% fijado por el Ejecutivo”, explica el director general de ISTA.
Además, la implementación de esta medida en la totalidad del parque edificado tendría un importante impacto en el medio ambiente. La compañía recuerda que la calefacción es responsable del 56% de las emisiones contaminantes, y que en España cerca de 1,5 millones de viviendas tienen instalaciones térmicas centralizadas. Con la individualización de los consumos, se podrían dejar de emitir 1,05 millones de toneladas de gases de efecto contaminante a la atmósfera cada año.
En términos de empleo, se calcula que la instalación y gestión de sistemas de medición individual generará en España un total de 2.000 puestos de trabajo, directos e indirectos.
“Todavía estamos a tiempo de revertir esta situación e impulsar la transición hacia una calefacción más eficiente y sostenible, con un sistema de medición de los consumos más justo para el usuario, donde se gestione con cabeza y tan solo se pague por lo que se gaste”, concluye Abati.