La adopción, en el último Consejo de Ministros de 2023, de medidas concretas con relación a la sequía, particularmente notable en las cuencas del sur y el este de España –como la del Guadalquivir o las internas de Cataluña– ha vuelto a poner el foco en la urgencia de paliar el impacto de la falta de agua en nuestro país, algo que ya ha desatado todas las alarmas en el ámbito de la agricultura y la ganadería e incluso en lo referido al consumo humano.
Paradójicamente frente a esa realidad, en muchos núcleos urbanos un tercio del suministro se pierde por el mal estado de las tuberías, a lo que se añaden las fugas en los hogares. Para que nos hagamos una idea: el simple goteo de un grifo supone 30 litros de agua al día y unos 10.000 al año.
La imperiosa la necesidad de poner freno a muchos lamentables excesos de este tipo – a la vez que se avanza en el control metrológico de los contadores y de otros instrumentos de medida, está en el origen de la Orden Ministerial ICT/155/2020 – que obliga a cambiar los contadores de agua fría y caliente con más de 12 años de antigüedad.
Para Luis Cid-Fuentes, CEO de Gomez Group Metering, empresa con más de 55 años de experiencia en la medición de consumos de agua, el 2024 será un año de mucha actividad en materia de renovación porque según las cifras del sector, sólo se ha sustituido uno de cada cinco de los contadores que precisan ser cambiados. “La obligatoriedad de renovación es en realidad un paso hacia una gestión más eficiente del ciclo del agua, a la vez que le garantiza a los usuarios contar con dispositivos mucho más modernos y con más prestaciones, como el acceso permanente a la información de sus consumos”, enfatiza Cid-Fuentes.
Aunque el plazo límite para la renovación será en agosto de 2025, la recomendación es no dejarla para los últimos meses y así evitar atascos en la solicitud de instalación o la falta de stock generada por un elevado número solicitudes simultáneas.
Cumplir la normativa, evitando cualquier tipo de posibles sanciones, casa directamente con la creciente preocupación medioambiental ya que el control más preciso del consumo del agua redunda en un ahorro de este preciado recurso.
En este sentido conviene recordar que el volumen de agua almacenada en España al cierre de 2023 se sitúa al 46,1% de su capacidad, seis puntos por debajo de la media de la última década (52,8%). Se trata de una realidad que se torna más preocupante, si cabe, teniendo en cuenta que los embalses de uso consuntivo —aquellos cuyo fin es el consumo humano, la industria y la agricultura— se encuentran al 34,6%, según los datos del último informe semanal del Boletín Hidrológico, publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).
“Instalar nuevos contadores con mayor calidad metrológica contribuye al uso más racional del agua”, remarca Cid-Fuentes, quien recuerda además que “para 2027 todos los contadores deberán ser vía radio, con la certeza de que la digitalización y la telelectura serán excelentes aliados para todos”.